Slow significa lento en inglés, pero irónicamente está extendiéndose de una forma muy rápida. El estilo de vida actual y la mentalidad de la mayoría de personas hacen que el adjetivo lento tenga unas connotaciones negativas. En todos los ámbitos de la sociedad, muchas son las personas que abrazan la necesidad de ir despacio y promueven el movimiento slow como oposición al modelo de vida establecido.
A principio de los 90, en Italia nació el movimiento slow para reivindicar la necesidad de recuperar unos valores tradicionales y adoptar un estilo de vida más saludable, en cuanto a los hábitos alimenticios se refiere. Promoviendo la gastronomía tradicional en yuxtaposición a la comida rápida. Ese movimiento se traslada a muchos otros campos creando así un modo de vida más natural y sostenible. Es responsable con el medio y toma plena consciencia de las repercusiones de nuestras acciones. Nos favorece física y emocionalmente. Nos ayuda a crear una relación y un vínculo con el entorno natural y las personas.
¿EN QUÉ SE DIFERENCIA UN DISEÑO SLOW DE OTRO QUE NO LO ES?
Una actitud slow en el diseño implica mayor tiempo de reflexión durante el proceso, por lo que el proyecto estará más madurado y será más conveniente. Se piensa en la durabilidad del diseño porque no nos interesan las reformas constantes, ya que generan demasiados residuos. Un mal diseño implicará, por tanto, un re diseño en un futuro próximo, por lo que habremos malgastado tiempo y recursos.
¿CÓMO SE REFLEJA ESTE MOVIMIENTO EN LA ARQUITECTURA O EL INTERIORISMO?
El entorno construido genera un gran impacto, las construcciones son objetos voluminosos que se alzan a nuestro alrededor durante muchos años. Una vez demolidos, sus residuos siguen aquí, no desaparecen. Por ello, es importante controlar qué se construye, cuánto tiempo va a durar y qué pasará con esos materiales una vez estén obsoletos. Para minimizar ese impacto, es necesario que los edificios sean convenientes y, para ello, hay que tomarse un tiempo para la reflexión y diseñar de la forma más apropiada.
Consejos para diseñar espacios según una filosofia slow:
1 Utilizar materiales naturales con un menor impacto ecológico.
2 Aprovechar al máximo los recursos naturales, como la luz natural o las corrientes de aire.
3 Centrarse en las necesidades esenciales y dejar de lado lo superficial.
4 Diseñar en torno a las personas que van a utilizar el espacio y a las actividades que se van a llevar a cabo.
5 Evitar diseñar con fecha de caducidad, crear diseños adaptables al paso del tiempo y al cambio de necesidades.
6 Fomentar los espacios colectivos de reunión que promuevan la convivencia.
7 Pensar en la multifunción y evitar los espacios residuales.
8 Apostar por la artesanía y los productos locales para favorecer el comercio y la economía de pequeña escala.
9 Integrar técnicas y recursos tradicionales para mantener nuestra cultura.
10 Priorizar la funcionalidad y practicidad.
photo by: SUEP.
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¿QUÉ PODEMOS HACER PARA TENER UN HOGAR UN POCO MÁS SLOW?
Hay pequeños gestos que todos podemos ir incorporando a nuestro día a día para crear un entorno mejor en el hogar. De este modo, educaremos a nuestros hijos y crecerán con mayor consciencia. Poco a poco estas técnicas se convertirán en cotidianas; estaremos ayudando al fomento de una actitud mejor y crearemos un mejor lugar en el que vivir.
Consejos para convertir tu hogar en un hogar slow:
1 Reducir nuestras pertenencias y aprender a vivir con menos.
2 Despejar nuestra casa de lo superfluo o innecesario.
3 Añadir plantas que aporten vida a nuestros interiores.
4 Apostar por materiales naturales (madera, algodón,…).
5 Dejar entrar el aire fresco y la luz natural por las ventanas.
6 Ahorrar agua y energía en el hogar (daremos trucos próximamente).
7 Maximizar el uso de colores claros y relajantes en la decoración.
8 Crear espacios de reunión donde toda la familia pueda pasar un rato agradable.
9 Desayunar, comer y cenar charlando en familia, sin ver la televisión.
10 Acondicionar un espacio de estar en la terraza o balcón para relajarse o salir a tomar algo al aire libre.
11 Ubicar un rincón de lectura o de descanso junto a una ventana.
12 Dedicar un espacio al reciclaje.
13 Favorecer el comercio local comprando productos de proximidad.
14 Cultivar nuestra propia comida (aunque solo sea una lechuga, ¡inténtalo!).
photo by: IKEA
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¿QUIÉN SE BENEFICIA DE ESTE NUEVO ESTILO DE VIDA?
Una actitud slow en la vida implica un mayor tiempo de dedicación a uno mismo, mejorar la relación entre las personas, disfrutar de tiempo al aire libre y evitar situaciones que nos generen estrés. Mejora de la alimentación con la introducción de más vegetales, valoración del entorno que nos rodea y cuidado por el medio.
La tendencia de estilo de vida actual llevará en poco tiempo al 70% de la población mundial a vivir en ciudades, eso es algo que no podemos evitar. Pero arquitectos, paisajistas, urbanistas e incluso interioristas, podemos intentar que las ciudades que construimos sean un poco más naturales. Y los habitantes tienen la responsabilidad de adaptar su estilo de vida y modificar algunas de sus conductas. Si cada hogar adquiere unos hábitos y estos se extienden, lograremos reducir el impacto de las ciudades sobre el medio. La suma de las acciones locales tiene una repercusión global.